El calabacín surgió en América hace más de 10.000 años. Cuando los españoles y portugueses llegaron al Nuevo Mundo trajeron este alimento al resto de Europa. Desde entonces, el calabacín se ha convertido en una de las hortalizas más utilizadas y popular.
En Ecoinver llevamos produciendo esta hortaliza milenaria desde hace más de una década. Nuestros agricultores están especializados en el producto y son aconsejados diariamente por los mejores profesionales del sector.
A escala global, según datos de diferentes asociaciones alimentarias mundiales, se producen más de 5.000 millones de toneladas al año de este producto.
Fundamental en la dieta mediterránea
El calabacín es un alimento fundamental dentro de la dieta mediterránea por diferentes razones. Su alto contenido en fibra dietética ayuda a bajar el nivel de colesterol en el sistema. De esta manera, sus altos niveles de vitaminas A y C también contribuyen a disminuir el colesterol.
Uno de los mejores beneficios para la salud de esta hortaliza es el hecho de que fortalece los ojos gracias a su contenido en luteína y zeaxantina. Tal y como apuntan muchos informes, estos elementos tienen un impacto positivo en la vista, protegen los ojos de los rayos solares y previenen la degeneración a causa de la edad.
La flor del calabacín
Del calabacín se aprovecha hasta el último bocado. La flor del calabacín es la flor comestible más conocida y preciada de todas.
En España, cada vez son más los restaurantes que no dudan en incorporar este elemento a sus cocinas y en los que podemos degustar este plato. No sólo se utilizan para acompañar si no que también forman el plato principal.
Las flores de calabacín son ricas en antioxidantes, agua, fibra, minerales (como el potasio), vitamina C, vitamina B, betacarateno o vitamina A. Además, apenas contienen grasas y calorías.
También tienen propiedades diuréticas y nos ayudan a prevenir el envejecimiento de las células.