En el suelo es donde nace la vida. Por eso, protegerlo significa proteger el ecosistema. Su importancia se debe a que es un hábitat vivo y cambiante que contiene multitud de organismos que le ayudan a mantenerse vivo y fértil, reponiendo lo perdido a causa de los diferentes fenómenos atmosféricos.
Cuida tu cultivo
Varios estudios muestran que el uso constante y sin control de fertilizantes químicos y pesticidas producen cambios en el pH de nuestras tierras. Este fenómeno aumenta la alcalinidad y los pesticidas destruyen a los diferentes organismos y bacterias de la tierra, esenciales para obtener un mayor rendimiento.
Realizar un análisis del contenido del suelo que se pretende cultivar es muy importante. De la misma manera estudiar la forma en la que se realizará el cultivo también es fundamental ya que los diferentes tipos de terreno tendrán necesidades de conservación diferentes.
Prácticas de conservación
- Siembra directa: Basada en cultivar sin alterar el suelo con el arado. Esta práctica incrementa la cantidad de agua que se infiltra en el suelo y el terreno absorbe más carbono, sintetiza mejor la materia orgánica y aumenta su capacidad productiva.
- Gestión de purines: Utilizar el estiércol como fertilizante orgánico en sustitución al fertilizante mineral. Esta práctica contribuye a reducir grandes cantidades de CO2.
- Rotación de cultivos: Esta práctica consiste en alternar plantas de diferentes familias y con distintas necesidades nutritivas en el mismo suelo. Esta rotación evita que el suelo se agote o que las enfermedades que afectan a un cultivo permanezcan mucho tiempo.
- Evitar la compactación del suelo: Para que el suelo esté sano y fértil debe estar bien aireado. Cuando hay compactación en el suelo las raíces no reciben oxígeno y se dificulta el paso del agua.
- No botar basura al suelo: Los envases que contienen productos con los que cultivamos o las herramientas con las que trabajamos pueden interferir en el equilibrio natural del suelo. Objetos como metal, papel, vidrio o plástico se pueden reciclar.
Causas de la falta de conservación
El hecho de que no existan prácticas de conservación de los suelos pueden llevar a cabo a problemáticas tales como:
- La erosión hídrica, eólica, natural o causada por un uso inadecuado de las prácticas de conservación de suelos, junto a la deforestación y otros fenómenos atmosféricos,
- La desaparición de animales, hongos, algas, bacterias y resto de elementos vivos que tienen relaciones directas y beneficiosas con los cultivos.
- Variación en el pH y minerales presentes en la tierra.